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Lagrimas de sangre por una Colombia que no sana

Publicado: 2014-05-25

Hace cinco años que salí de mi patria buscando un mejor lugar donde la opresión y la violencia no reinaran, donde fuera más importante no solo en palabras sino en acciones, el interés de muchos y no de pocos. 

Pero hoy habiéndose desarrollado las elecciones presidenciales siento que mi lugar en el mundo aun no es esa Colombia de la que salí casi huyendo y por la que sufría estando dentro, pero por la que sufro más estando lejos. 

De estas elecciones, en las que el 60% se abstuvo de votar, salen como ganadores dos de los títeres de uno de los ex presidentes más corruptos, violentos y sin escrúpulos que haya tenido Colombia en su historia más reciente. Este es Uribe Vélez, personaje, ahora senador electo, con nexos con paramilitares y mafiosos de esos que tanto se ven en las telenovelas que transmiten en el resto del mundo. 

Oscar Ivan Zuluaga fue elegido como la mejor opción de las cinco posibles, entre otras mucho mejor posturas, aun habiendo estado involucrado en escuchas ilegales al proceso de paz que se está adelantando con las FARC, en medio de campañas políticas sucias que se desarrollaron.

Juan Manuel Santos, actual presidente de Colombia, elegido como segunda mejor opción en estas elecciones, es responsable de miles de muertes y de falsos positivos (supuestos guerrilleros muertos en combate, quienes en realidad eran campesinos asesinados para cumplir con cuotas de bajas por el Estado en los gobiernos de Uribe), además de problemas con el campo por promesas incumplidas y daños al medio ambiente por prevalecer intereses de multinacionales. 

Hoy me duele mi patria porque se comporta como un pueblo sin memoria, un pueblo que no sufre por sus hermanos, que no se interesa por su futuro. Que un pueblo se abstenga de no votar, no es un pueblo consiente no es un pueblo sano, es un pueblo que prefiere que le pasen por arriba sus dirigentes porque siente que su posición, vale menos que un kilo de huevos. 

Hoy solo el 40% de los colombianos salió a votar y eligió entre los cinco, las peores opciones, las que no quieren luchar por un mejor país, las que no quieren la paz, las que prefieren llenarse los bolsillos a sabiendas de que su gente se muere de hambre y sufre por la injusticia. 

Lagrimas de sangre por un país que no sana se derraman estando lejos, pero se sufren estando dentro. Hoy me siento en exilio aunque mis documentos legales digan lo contrario. 



Escrito por

Camila Montaña

Soy periodista ambiental, vivo en Lima, pero soy colombiana. Viví algunos años en Argentina donde hice mi maestría en Estudios Ambientales.


Publicado en

Las Hojas Verdes

Una mirada distinta a la realidad ambiental.